Cuando nos referimos a la digitalización industrial, tendemos a pensar en fábricas inteligentes, en la que todos los procesos están interconectados y suministran una cantidad ingente de datos que, de alguna manera, hemos de ser capaces de explotar para mejorar la eficiencia y productividad.
Sin embargo, actualmente en el sector de la automoción estamos todavía lejos de ser capaces de aprovechar todo el potencial que nos brindan las nuevas tecnologías. La mayor parte de las veces el control de calidad se realiza de forma manual, lo que limita la cantidad de datos que somos capaces de recoger, y quedan “archivados” localmente de forma que no pueden correlacionarse con datos procedentes de otras máquinas, piezas o medidas, ni tampoco con variables externas que pueden afectar a las mediciones, como la temperatura, humedad, etc.
En resumen, acumulamos datos pero no les sacamos todo el partido posible. Por ejemplo, si un OEM detecta (a posteriori) que un proceso está empezando a salirse de control, impone un muro de calidad a su proveedor, y empiezan las penosas y costosas tareas de controles de calidad continuados e intensivos hasta que, en algún momento, el proceso vuelve a estar bajo control.
«Nosotros estamos convencidos de que es posible otra forma de hacer las cosas, y evitar ineficiencias y sobrecostes aplicando soluciones inteligentes para la gestión de los datos, transformando el control dimensional de calidad en un servicio integral (y digital) para la captura, análisis y gestión de los datos de control de calidad generados en tiempo real, lo que permite adelantarse a la aparición de incidencias, y aplicar criterios preventivos e incluso predictivos basados en el análisis de los datos.»
Y esos datos no han de estar archivados en un equipo local, sino que pueden estar en la nube a disposición tanto del cliente como del proveedor, accesibles en todo momento, de forma que puedan compartir los resultados de los análisis y tomar decisiones conjuntas en beneficio de las operaciones y su eficiencia, en un proceso de mejora continua y aprendizaje constante.
No hay que olvidar tampoco que la Industria 4.0 es un cambio de paradigma industrial que afecta también a las personas, y donde las herramientas tecnológicas y la innovación en los procesos son un medio y no un fin, por lo que no es sólo un tema de automatización de procesos, de robotización de la producción, de herramientas de análisis de datos masivos y de interacción entre máquinas.
Y este cambio cultural afecta también a las relaciones entre proveedores y clientes, que han de desarrollarse en un entorno colaborativo y abierto, de compartición de la información, en beneficio de ambos. Construyamos puentes compartiendo la información para derribar los muros de (no) calidad y costes innecesarios.
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